Las
mujeres recordamos y tenemos presente el ataque frontal a la Oficina de la
Procuradora de las Mujeres y el linchamiento legislativo a una de las
candidatas propuestas por el movimiento de mujeres de la Isla. Un ataque que pretendió desmantelar la
oficina para quitar del medio a una agencia que tiene el deber legal de velar
por los intereses, el desarrollo y los derechos de todas las mujeres de la
Isla. Le quitaron empleadas, la dejaron
descabezada, nombraron a una mujer incapaz y finalmente la dejaron en manos de
una Procuradora que, aunque quisiera, tiene la limitación de haber heredado una
agencia a cuyos recursos fueron sistemáticamente diezmados.
Las
mujeres tenemos presente y recordamos las visitas de candidatos de ambos
partidos a templos caracterizados por su ideología conservadora y
fundamentalista para buscar votos y rendir su criterio ante paradigmas
religiosos ajenos a lo que debe ser un Estado laico. Recordamos las oraciones al inicio de las
sesiones legislativas y el envío del borrador del Código Penal a un líder religioso
que no es abogado para que el mismo lo evaluara e hiciera recomendaciones como
el aumentar la pena del delito inexistente del aborto, eliminar los crímenes de
odio y tachar la palabra género de manera sistemática a través de todo el
documento.
Las
mujeres tenemos presente y recordamos cómo se creó un proyecto de ley de
custodia compartida que finalmente fue aprobado a pesar de que en su exposición
de motivos culpabiliza a las madres jefas de familia de la criminalidad en el
país. En particular, recordamos cómo
algunos senadores asesinaron una idea nacida del deseo de algunas personas de
abrir puertas a la crianza compartida de
niños y niñas al meterle la carga de los prejuicios, al polarizar la discusión
y al permitir que se jugara con el concepto de custodia para tratar de
convertirlo en un instrumento más de opresión en contra de las mujeres.
Las
mujeres tenemos presente y no olvidamos los nombramientos al Tribunal Supremo
de Puerto Rico de jueces abiertamente identificados con sectores religiosos fundamentalistas
del país. Desde ese Tribunal ya
comenzaron a nacer sentencias y opiniones que son como piedras de juicio moral
en contra de las mujeres. Un ejemplo
claro lo fue la sentencia en la cual se excluyó de la protección de la Ley 54
de Violencia Doméstica a una mujer que consideraron adúltera. Algo que fue abiertamente endosado por
legisladores que no vacilaron en completar el apedreamiento y que extendieron
ese juicio al resto de las mujeres puertorriqueñas.
Las
mujeres no olvidamos y tenemos presente la negativa del Senado y de su Comisión
de la Mujer a evaluar la enmienda a la Ley 54 que garantizaría la protección de
la misma a toda persona en una relación de pareja independientemente de su
estado civil.
Las
mujeres no olvidamos y tenemos presente el oportunismo político que ha permeado
la discusión pública en torno al tema de la violencia doméstica y cómo se jugó
con la credibilidad de víctimas, con estereotipos sexistas y con la genuina
preocupación del país ante la ola de asesinatos y agresiones que han sufrido
las mujeres en este país.
Las
mujeres no olvidamos y tenemos presente las agresiones en contra de jóvenes
universitarias mientras ejercían su derecho a manifestarse públicamente para
exigir una educación pública accesible para otras jóvenes del país. Tampoco olvidamos la inacción de las agencias
gubernamentales a cargo de atender las querellas presentadas por éstas y las
expresiones del gobernador y su gabinete menospreciando los reclamos del país
para que se les protegiera.
Las
mujeres no olvidamos y tenemos presente los despidos masivos al amparo de la
Ley 7 y su efecto devastador en miles de familias puertorriqueñas, incluyendo
las lideradas por mujeres que se vieron obligadas a recurrir a asistencia
pública para sobrevivir económicamente y llevar el pan a sus mesas.
Hay
muchas más cosas que traer desde nuestra memoria y créannos que también
habremos muchas mujeres comprometidas con traerlas de frente durante el proceso
eleccionario en el que ya estamos inmersas.
Las mujeres no olvidamos, tenemos presentes nombres y apellidos y no nos
silenciaremos para encubrirlos.
Este
8 de marzo, en el Día Internacional de las Mujeres, nosotras, caminantes y
aliadas de la Ruta de las Mujeres señalamos y advertimos a los partidos y al gobierno
de turno que no estamos dispuestas a tolerar el que se nos agreda, se nos
manipule y se nos utilice para acceder al poder gubernamental.
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