8 de marzo de 2012

MEMORIA DEL MACHISMO GUBERNAMENTAL Y POLÍTICO PARTIDISTA

El PNP y el PPD están contando con que las mujeres tengamos una memoria corta.  Algo que no deben sorprendernos porque cuando se nos ve desde una mirada sexista, las mujeres les parecemos tontas, manipulables y desechables.  Pero nuestra memoria no es corta.  Las mujeres no olvidamos.  El listado de cosas grabadas en nuestra memoria es amplio.
Las mujeres recordamos y tenemos presente el ataque frontal a la Oficina de la Procuradora de las Mujeres y el linchamiento legislativo a una de las candidatas propuestas por el movimiento de mujeres de la Isla.  Un ataque que pretendió desmantelar la oficina para quitar del medio a una agencia que tiene el deber legal de velar por los intereses, el desarrollo y los derechos de todas las mujeres de la Isla.  Le quitaron empleadas, la dejaron descabezada, nombraron a una mujer incapaz y finalmente la dejaron en manos de una Procuradora que, aunque quisiera, tiene la limitación de haber heredado una agencia a cuyos recursos fueron sistemáticamente diezmados.

Las mujeres tenemos presente y recordamos las visitas de candidatos de ambos partidos a templos caracterizados por su ideología conservadora y fundamentalista para buscar votos y rendir su criterio ante paradigmas religiosos ajenos a lo que debe ser un Estado laico.  Recordamos las oraciones al inicio de las sesiones legislativas y el envío del borrador del Código Penal a un líder religioso que no es abogado para que el mismo lo evaluara e hiciera recomendaciones como el aumentar la pena del delito inexistente del aborto, eliminar los crímenes de odio y tachar la palabra género de manera sistemática a través de todo el documento. 

Las mujeres tenemos presente y recordamos cómo se creó un proyecto de ley de custodia compartida que finalmente fue aprobado a pesar de que en su exposición de motivos culpabiliza a las madres jefas de familia de la criminalidad en el país.  En particular, recordamos cómo algunos senadores asesinaron una idea nacida del deseo de algunas personas de abrir puertas a la crianza  compartida de niños y niñas al meterle la carga de los prejuicios, al polarizar la discusión y al permitir que se jugara con el concepto de custodia para tratar de convertirlo en un instrumento más de opresión en contra de las mujeres. 

Las mujeres tenemos presente y no olvidamos los nombramientos al Tribunal Supremo de Puerto Rico de jueces abiertamente identificados con sectores religiosos fundamentalistas del país.  Desde ese Tribunal ya comenzaron a nacer sentencias y opiniones que son como piedras de juicio moral en contra de las mujeres.  Un ejemplo claro lo fue la sentencia en la cual se excluyó de la protección de la Ley 54 de Violencia Doméstica a una mujer que consideraron adúltera.  Algo que fue abiertamente endosado por legisladores que no vacilaron en completar el apedreamiento y que extendieron ese juicio al resto de las mujeres puertorriqueñas. 

Las mujeres no olvidamos y tenemos presente la negativa del Senado y de su Comisión de la Mujer a evaluar la enmienda a la Ley 54 que garantizaría la protección de la misma a toda persona en una relación de pareja independientemente de su estado civil. 

Las mujeres no olvidamos y tenemos presente el oportunismo político que ha permeado la discusión pública en torno al tema de la violencia doméstica y cómo se jugó con la credibilidad de víctimas, con estereotipos sexistas y con la genuina preocupación del país ante la ola de asesinatos y agresiones que han sufrido las mujeres en este país. 

Las mujeres no olvidamos y tenemos presente las agresiones en contra de jóvenes universitarias mientras ejercían su derecho a manifestarse públicamente para exigir una educación pública accesible para otras jóvenes del país.  Tampoco olvidamos la inacción de las agencias gubernamentales a cargo de atender las querellas presentadas por éstas y las expresiones del gobernador y su gabinete menospreciando los reclamos del país para que se les protegiera. 

Las mujeres no olvidamos y tenemos presente los despidos masivos al amparo de la Ley 7 y su efecto devastador en miles de familias puertorriqueñas, incluyendo las lideradas por mujeres que se vieron obligadas a recurrir a asistencia pública para sobrevivir económicamente y llevar el pan a sus mesas. 

Hay muchas más cosas que traer desde nuestra memoria y créannos que también habremos muchas mujeres comprometidas con traerlas de frente durante el proceso eleccionario en el que ya estamos inmersas.  Las mujeres no olvidamos, tenemos presentes nombres y apellidos y no nos silenciaremos para encubrirlos. 

Este 8 de marzo, en el Día Internacional de las Mujeres, nosotras, caminantes y aliadas de la Ruta de las Mujeres señalamos y advertimos a los partidos y al gobierno de turno que no estamos dispuestas a tolerar el que se nos agreda, se nos manipule y se nos utilice para acceder al poder gubernamental.

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