28 de abril de 2008

Hay vida lejos del maltrato

Nos enorgullece esta noticia en la cual se exponen los logros de nuestras participantes. ¡Enhorabuena para todas!

Myrna, Ramona, Yenni, Lydia y Linnette nos cuentan cómo salieron del infierno al éxito



Reportaje en El Nuevo Día
27 de abril de 2008

Por Ángel Hoyos Meléndez / ahoyos@elnuevodía.com
Foto por Wanda Liz Vega



Una noche llegó ebrio, tomó un cuchillo y la amenazó. Ella huyó del hogar junto a sus tres hijos y desde un teléfono público llamó al 911. Hasta esa noche el hombre no había mostrado señales de ser un agresor.

“Es como si hubieran tomado al hombre que conocí y me lo hubiesen cambiado por otro”, relata Myrna Arias, de 40 años de edad. Recuerda que, al comenzar la relación, su ex compañero era muy atento con ella y con sus hijos, producto de una relación previa. Por eso, una vez fortalecieron sus vínculos, comenzaron a convivir. Fue entonces cuando él le pidió a ella que dejara su trabajo. Ésta accedió para cuidar a tiempo completo a sus tres hijos, dos de los cuales padecen de una enfermedad congénita.

Pero luego de un viaje que la pareja hizo a Nueva York, el hombre comenzó a cambiar. “Fuimos para que él visitara a sus hijos. No sé qué pasó pero, cuando volvimos, él empezó a beber más de lo normal”, comenta Myrna, mientras toma un leve suspiro y añade que “la noche de la agresión yo estaba en mi casa. Cuando lo vi llegar borracho, ni siquiera le discutí, pero él tomó un cuchillo y me amenazó”.

En ese momento Arias sólo pensaba en sus hijos, en cómo los iba a sacar de su casa, sin que el hombre que rondaba el lugar con cuchillo en mano les hiciera daño.

“Cuando él entró al cuarto matrimonial, tomé las llaves, cogí a mis niños y escapé a la calle en bata y todo”.

Una vez fuera del hogar, Myrna llegó hasta un teléfono público y llamó al 911. Acompañada de múltiples patrullas de la Policía volvió a su casa. Allí fue testigo de cómo el victimario -que ya no estaba en la propiedad- lo había destruido todo. Esa noche, la mujer se fue con sus hijos donde su padre. La Policía encontró al agresor en la residencia de su papá. Tras la denuncia, comenzó un proceso judicial, pero antes de que terminara el ex compañero de Arias se mató en un accidente automovilístico.

Giro total a la vida

Myrna se mantuvo firme y decidió darle un giro de 180 grados a su vida. Comenzó a estudiar cocina con la ayuda de Matria, organización dedicada a apoyar el desarrollo y autosuficiencia de mujeres que han sido víctimas de violencia doméstica. “Ahora tengo un exitoso negocio de comida, se hacen caterings y de todo”, señala la empresaria quien además es parte de la junta de directores de Matria.

“Quiero ayudar a mujeres que hayan pasado por lo que yo pasé. Quiero decirles que no es fácil, pero que se puede”.

El caso de Myrna Arias es el de miles de mujeres que sufren el drama de la violencia doméstica, una lacra que afecta a 52 mujeres diariamente en el País. Pero lo bueno de Myrna es que ella pudo salir adelante, reencauzar su vida y convertirse en una mujer independiente y con una alta autoestima.

Afortunadamente, hay otros casos de mujeres que han podido salir adelante tras haber vivido la pesadilla del maltrato.

Ramona Cotto fue víctima de violencia doméstica durante 17 años. “Esa vida era un infierno”, recuerda Ramona, de 38 años. Ahora está casada con otro hombre y dice que “ya no hay celos ni griterías”. Pero lo mejor es que actualmente es dueña de un negocio que brinda servicios de limpieza en casas y empresas, lo cual le ha permitido enfrentar de mejor manera la vida.

Yenni Espinal vivía con el temor de ser deportada a su natal República Dominicana. “Yo pensaba que ese hombre me iba a matar. Me tenía amenazada con una pistola y me decía que iba a botar todos mis documentos para que me deportaran”, cuenta la joven de 24 años.

“Vine a Puerto Rico y me casé con él. Pero aquí empezó a ser posesivo. En el 2005 salí del ciclo de la violencia doméstica”, dijo la mujer que sueña con establecer su propia línea de bisutería.

Lydia Díaz Abreu supo durante mucho tiempo que su vida corría peligro. “A veces las mujeres tenemos miedo a salir del ciclo de la violencia”, comenta. “Antes sólo vivía por mis hijos. Ahora tengo muchos planes”, argumenta emocionada la mujer, que se encuentra en la etapa final de la planificación de su negocio de bisutería.

Suma y sigue la pesadilla

Linette Díaz Rosado, de 28 años, recuerda con exactitud el día en que decidió culminar con el ciclo de maltrato físico y emocional. “Fue el 10 de junio de 2007. Estaba decida. Me fui a la casa de mi mamá. Él llegó hasta allí y amenazó con matarme a puñaladas”. Ante la amenaza, la joven no vaciló en acudir al tribunal en busca de una orden de protección. Allí la fiscalía la refirió al proyecto Matria.

“Ahora sueño con tener un negocio de bisutería que se llamará Sueño de Ettenil, como mi nombre al revés. Tengo dos hijos y, aunque siempre soñé con tener una niña y llamarla Ettenil, ya decidí no tener más hijos. Pero este sueño del negocio sí se convertirá en realidad. Ése será mi nuevo bebé”, afirma.


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